martes, 21 de marzo de 2017

Fastidio

Un día sentí que ya había tocado fondo.

En el camino perdí mi rastro. Incluso perdí interés por el lugar hacia donde me dirigía con tanto ahínco.

Mis seres queridos de repente parecieron unos completos extraños, incluso me cuestioné por qué los amaba tanto.

Agarre mi celular y le mande un whastapp a mi papá reclamándole por qué me mandó a la fregada hace 10 meses que le pedí ayuda para emprender un negocio... le reclamé hasta por el colchón viejo de mi casa que me lastimaba tanto la espalda. Arremetí contra él porque mi jefe me hacía trabajar horas extras sin pago. Le exigí una explicación de por qué voy por la vida mendigando cariño y dinero.

Luego todo comenzó a aclararse... miré por la ventana y dí gracias a Dios por el nuevo día que me permite vivir. La vida no es tan mala a pesar de todo.

Me sentía un poco avergonzada por todo lo que había escrito a mi papá. Sin embargo, tengo una justificación para ello:

¡Soy mujer! ¡Y me gusta estar jodiendo!

El es hombre y debería comprenderlo.