Me dicen
por ahí que ha estado preguntando por mí. Me dijeron su nombre, no me resulto
conocido. Por quince días me hice la digna y fuerte y no averigüe más.
No resistí, y pensé que no estaría mal
saber si era real y no una buena broma. Como resultado de tan sutil
investigación, supe que tiene dos cualidades que me agradan: ama a
Dios y es dos años mayor que yo. Aun así, no lo identificaba entre el montón.
“Búscalo en facebook” me dijeron… a lo que yo respondí: “Si tanto
le intereso, que me busque él”…
… No tardé mucho en encontrar su foto
en la red social. Pronto le reconocí y me dí cuenta que era él.
Ahora, me entusiasma la idea de que
tenga tal interés y valor suficiente como para venir a mi encuentro.
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