Ese miedo que te paraliza al sentirte incapaz de ejercer un
puesto. Ese miedo que te hace creer que si ahora dices “no” a esa oportunidad,
en unos años te arrepentirás. Ese miedo que te lleva a abandonar la esperanza
de algo mejor. Ese miedo que te sumerge más y más en la desesperación y
miseria. Ese miedo es el que debes tomar entre tus manos y lanzarlo tan lejos
de ti como sea posible, no permitas que te aprisione ni que robe tus sonrisas
ni que empañe tus sueños. Ese miedo es que al que debes dejar de acariciar a
partir de hoy. Corre tan lejos como tus fuerzas lo permitan, sueña tantas veces
como a tu mente le apetezca, vive tan intensamente como tú lo desees.
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